2/10/2011

Cuenta regresiva

Estamos a menos de 30 días para la llegada de mi hermosa hija y aún nos falta mucho por hacer. No es mi afán andar corriendo, pero siento que el tiempo avanza y estamos cada vez más cerca de que Zinnia Lis vea la luz.

Pero mientras ella flota en ese líquido exquisito y relajado incrustado en el útero de mi Alicia, yo estoy con ataques a la prostata (recuerden que las mujeres son histéricas, nosotros prostáticos), porque siento que por un lado me siento preparado para ser buen padre, mientras que mi lado más interno tiene pánico. Pánico porque no me gustaría decepcionar a mis dos bellezas del oriente.

Es por esto que cada vez que toco la panza de mi Alicia, sé que hay un ser vivo que está dispuesto a salir al mundo a brillar y con su inocencia espera pintar el mundo de colores y sueños. Aunque siento que ya tiene pintado el mio, a veces me siento a pensar en como protegerla de este mundo de mierda, plagado de maldad y gente mal intencionada... lo digo porque lo viví y hace muy poco.

Y la respuesta es: no puedo hacer nada ¿Por qué? Porque uno puede enseñarle lo básico, por ejemplo saludar, comer bien, ser amable y respetuoso, que aprenda lo que es bueno y lo que no, que juegue y se divierta con el mundo que le rodea. Pero a su vez, cuando crecen uno no puede elegir sus amistades, juegos, locuras, amores, odios y penas, ya que ellos no son una copia fiel de los padres, sino que son individuos que tienen una meta, un ideal y lo unico que puede hacer uno es orientarlos hacia esa meta.

Es cierto que mi gordita aún no nace y se mantiene en esa piscina tibia que se hace cada vez más pequeña y que mi hermosa mujer está con la carita llena de felicidad, ilusionada con lo que está sucediendo... pero por mi parte y después de disfrutar todo este proceso, me cayó la preocupación de manera tan fulminante como los relámpagos del otro día... así de rápido tambien, llegará el día en que nazca, crezca, se desarrolle y forme familia, mientras yo estaré lleno de canas, con la panza gigante, sentado en la mecedora con un bastón al lado izquierdo y al derecho espero tener a mi viejita.

De ahora en adelante solo tengo ganas de nacer otra vez.