3/07/2009

Música del Japón

Las personas por lo general nunca reconocen cuando están mal, hasta que les pasa algo que les gatilla la pena. Eso sucede cuando miras para atrás y haces una retrospección respecto de todas las cosas que has hecho.

Lo más triste es que yo no conozco a nadie que haya cumplido sus sueños a cabalidad. Por ejemplo el otro día un amigo me dijo que tenía ganas de formar una familia con su amada, pero que no tenía donde caerse muerto y lo peor de todo es que la chica no se iba a vivir con él “a la aventura”. Lo que vulgarmente se conoce como el todo o nada.

En eso me contó lo maravillosa que es y al rato se puso a llorar. Lo miré y le pregunté si la amaba. En seguida él me dijo:”Sí, la amo. Pero no sé si estoy dispuesto a seguir transando”. Es allí cuando el poema de Borges- Caja de Música- me recordó ese equilibrio entre el ser y el querer.

Tras esta conversación sincera, prendí mi MP3 y me puse a escuchar el poema mencionado y musicalizado magistralmente por Pedro Aznar.

“Música del Japón. Avaramente
De la clepsidra se desprenden gotas
De lenta miel o de invisible oro
Que en el tiempo repiten una trama”

Tarareaba y me ponía en posición de análisis. Comencé por todo lo que me sucede: mis proyectos avanzan, en mi trabajo estoy bien pero aún medio cojo- lo que espero superar pronto, porque la cojera ya es molesta-, mi familia y mis amig@s estamos en una relación plena, pero ¿Qué pasa con mi vida amorosa?

“¿De qué templo,
De qué leve jardín en la montaña?
¿De qué vigilias ante un mar que ignoro?
¿De qué pudor de la melancolía?
¿De qué perdida y rescatada tarde,
Llegan a mí, su porvenir remoto?


Es aquí cuando me pongo a pensar en ti y tengo sensaciones encontradas. Te quiero con todo mí ser, pero siento que con eso no te basta. Sin embargo, esta disconformidad tuya fue causada por otros que estuvieron antes que yo y que solo te vieron como algo y no como alguien. Como un trofeo que les gustaba exhibir… ¿por qué tengo que cargar con esa culpa? ¿Acaso tanto mal te hicieron para que estés así? Yo sé que no tengo nada que ver con tu pasado, pero pago los platos rotos por los pasteles que estuvieron contigo.

Y hoy, más que nunca te siento lejos. Muy lejos de mi vida. Te has enclaustrado en un silencio peligroso y oscuro, como cual vampiro debe descansar para recobrar fuerzas y cazar nuevamente, pero sabiendo que domina mentalmente a su protegida, la que lo inspira a ser mejor.

Hay veces en que quiero dejarte y en otras amarte. Hay días en que te odio con toda mi alma y otros te adoro con ella misma, mis viseras y mi sangre entera. Peleamos a gritos y gozamos en la cama, en cada beso hay un poco de pasión y rabia. Lo único cierto es que cuando estoy contigo salgo de mi letargo fantasmagórico y me das vida, mientras que tú no sabes si dejarme en paz o someterme a tu cariño.

Sólo quiero dejarte claro que pase lo que pase yo estaré, y como dice el final de este poema:
“No lo sabré.
No importa.
En esa música
Yo soy.
Yo quiero ser.
Yo me desangro”
… y esa música eres tú.