1/21/2010

Viaje

El calor del verano me abriga en estos minutos en que tengo el corazón lleno de una gélida pena. Los recuerdos pasan por mi cabeza de manera tal que no puedo evitarlos.

Saber que ahora estoy vivo y con los sentimientos a flor de piel me tiene con una sensación extraña, donde la tranquilidad de que te fuiste sufriendo muy poco se contrapone con la pena enorme de quizás no haberte dicho te quiero más veces de las que te pude decir.

Fuiste mi segunda mamá cuando más lo necesité, me apoyaste en un momento muy complicado y me enseñaste muchas cosas. Así también tú aprendiste cosas que no entendías de este mundo tan diferente al que tú viviste.

Puedo decir con certeza que me llenaste de amor y de mucha comida- lo nunca faltó en tu casa-, me llenaste de risas, de plantas, flores y de una paz increíblemente grande. Me sabía tus rutinas de memoria y siempre estuviste acompañada de tu fiel hombre, quien no te dejó nunca ni a sol ni a sombra.

Crecí con tus ojos y tus palabras. Regalonee todo lo que quise y debo decir que me aproveché de tu cariño por 27 años, los cuales extrañaré en lo que me queda de vida.

Tú ahora tomaste las maletas para iniciar un viaje sin retorno, el cual todos en algún minuto lo tendremos que hacer. Sólo espero que en tu maleta vaya esta nota, y que cuando la leas nunca te olvides de este niñito que nunca creció y que ahora debe afrontar la vida sin tu sonrisa.