5/11/2011

Demos-cracia

Mucho se ha hablado de Hidroaysen y de lo que podría pasar, las protestas y el revuelo mediático. Pero no se ha analizado algo más de fondo que es el proceso democrático en temas que al país le importa y le incumben no a un grupo de adinerados, sino que a los 16 millones y contando de compatriotas y ciudadanos que vemos como se pasan por el aro el termino “democracia”.



En casi 20 años, no ha existido un solo plebiscito donde se puedan realizar campañas informativas de ambos lados y que los ciudadanos decidamos que es lo mejor para el país. Paradojalmente en los tiempos del Gral. Pinochet hubo dos plebiscitos uno en 1980- con muchas irregularidades por cierto- y otro en 1988, donde la gente pudo votar y decir lo que opinaba en el escrutinio. Un acto básico en un país que se hace llamar libre y soberano.

Con la llegada de los gobiernos democráticos, la gente ha visto como desaparecen medios informativos, se potencia la violencia en las calles, la gente prefiere no entender nada y dejar todo en un estatus quo, cómodo para políticos ansiosos de poder.

Pero también hay que mencionar que los que salen a las calles a protestar en su mayoría no votan, muchos siguen la corriente, facilitan el trabajo policial y aumentan la legitimidad del gobierno para decir “reducimos una protesta vandálica y sin sentido”. Es por esto que la oposición ciudadana debe comenzar a reformularse y tratar de que sea un poco más creativa aprovechando las multiples plataformas tecnológicas disponibles.

En definitiva, estamos en un país donde la democracia es como un jarabe para la tos: tómese una o dos cucharadas de opinión y libertad, cada cuatro años.

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